¿Conoces a alguien que está enfermo y necesita ayuda?
A lo mejor puedes barrera las hojas de los árboles a la entrada de su casa; ayudarlo a limpiar su casa, o hacer un mandado.
Cualquier cosa que decidas hacer alegrará a tu amigo y complacerá a Dios también.
Gálatas 6:2
Hay una gran diferencia, y extraordinariamente significativa, entre
intentar cambiar al otro y ayudarle. Cuando ayudas a alguien le ayudas a
ser él mismo; cuando intentas cambiar a alguien, intentas cambiarlo de
acuerdo con tus ideas.
Cuando intentas cambiar a alguien intentas hacer una fotocopia. No
te interesa la persona; tú tienes cierta ideología, una idea fija, un
ideal, e intentas cambiar a la persona de acuerdo con ese ideal. Lo más
importante es el ideal, el ser humano en sí no te importa nada.
Solo hay una forma de amar a las persona y es amarlas tal como son. Y
ahí está la belleza: cuando las amas como son, cambian. No según tu
criterio sino según su propia realidad. Cuando las amas se transforman.
No se convierten; se transforman. Se vuelven algo nuevo, alcanzan nuevas
alturas del ser. Pero eso sucede en su ser y de acuerdo con su
naturaleza.
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